9/9/12

El duro camino hacia la cima (I)

El triunfo de B.B. King ha supuesto un proceso muy largo y complicado. Después de lograr ser una celebridad entre blancos y negros por igual, resultan paradójicos sus veinte años de oscuridad. Pero antes de su salida a flote, parecía improbable que pudiese alguna vez llegar a tocar en los casinos de Las Vegas, en los clubes de jazz neoyorquinos, en los lujosos hoteles de Miami o en el programa de Ed Sullivan. ¿Cómo consiguió pasar del circuito del mondongo a las prestigiosas salas de variedades del público medio norteamericano?. En ésta y futuras entradas, descubriremos todas las claves.


Comenzamos nuestra historia con el parto de la música rock, el cual tuvo gemelos: dos estilos hermanos, uno derivado del country and western, y otro derivado del rhythm and blues. Ambos orígenes constituían ramas claramente separadas de la industria musical: blanca la una (con brotes en Nashville, Tennessee y Virginia), y negra la otra (con sus respectivos brotes en Chicago, Memphis, Houston o St. Louis). Pero, por supuesto, se daban coincidencias entre ambos estilos y sus localidades, sobretodo debido a que ambos disfrutaban de un amplio público a escala nacional.

Fue comadrona de este parto la televisión. En el pasado, la industria musical se había servido ocasionalmente de películas para promover sus productos, pero la televisión constituía un nuevo mecanismo de comercialización. Cuando comenzó la competencia de las compañías discográficas por conseguir proyección televisiva, a su vez, los programas de televisión empezaron a disputarse la contratación de las figuras recientes. La aparición, por ejemplo, de Elvis Presley en el espacio de Steve Allen le dio al programa un empujón carente de todo precedente. Ed Sullivan, cuyo programa rivalizaba con él a la misma hora en otra cadena diferente, contrató enseguida a Elvis para que realizase también una serie de actuaciones.

El nacimiento de la música rock derribó una barrera que había impedido siempre a los artistas negros llegar a públicos masivos, basándose en que su música tenía un carácter sexual tan desmedido y explícito que la decencia común exigía su no difusión en antena. Las emisoras que ponían rhythm and blues, como la WDIA, solían emitir música de intenso contenido sexual y con claras referencias al sexo, sin que aquello tuviese repercusión alguna. Pero aquellas emisoras que dirigían su programación al público blanco, vivían temerosas de que sus patrocinadores rescindiesen sus contratos y de verse ahogadas por el clamor popular.

Derribadas estas barreras, numerosos artistas negros cuya música habría sido etiquetada años atrás como "race music" podían esperar ya con visos de realidad llegar a hacerse figuras entre públicos mixtos y predominantemente blancos. Resulta imposible dar con precisión la lista de estrellas negras que irrumpieron por la nueva brecha comercial, pero en ella habría que incluir, desde luego, a Little Richard, Sam Cooke, Fats Domino, Lloyd Price, Jackie Wilson, James Brown, Chuck Berry, Bo Diddley, The Coasters, The Platters y los Five Satins.

La nueva apertura convirtió en estrellas a dichos artistas negros, pero en nada afectó prácticamente a B.B. King. En 1962 y después de diez años de carrera musical a sus espaldas, recorriendo todo el país a un ritmo de actuaciones y viajes realmente vertiginoso, el cambio de compañía discográfica de Kent/RPM a la ABC-Paramount Records, parecía prometedor. A su nueva casa le había ido bien con la música de Ray Charles y había demostrado el serio interés que sentía por B.B. concediéndole un anticipo de veinticinco mil dólares. En principio, se veía ya libre de la mentalidad del "disco racial" que había caracterizado las actividades comerciales de los Bihari, y su nuevo contrato parecía apuntar a cotas más altas.

Sin embargo, los ejecutivos de ABC adolecían de una absoluta incomprensión de la música de B.B. King. Entendían tan poco la música como la economía del circuito del mondongo. Las compañías de discos raciales quizá hubieran fijado su objetivo en un mercado angosto, explontado de manera descarada a sus artistas al venderle a tal mercado su trabajo, pero, por lo menos, sabían producir la música sin destruir su vitalidad ni diluir su integridad artística.

"Mr. Blues" fue el primer LP publicado en 1963 por ABC Records

Los productores de la ABC decidieron presentar a B.B. al frente de una gran orquesta, en su afán de convertirle en otro Jimmy Rushing o en un nuevo Joe Williams. El resultado fue insípido y carente de vida. Aquel crudo ataque que hasta entonces había caracterizado su estilo no aparecía en las primeras grabaciones para la ABC. B.B. King había logrado deshacerse del enfoque de los discos raciales que había caracterizado su carrera hasta entonces, pero, por el momento, había perdido por el camino al bebé junto al agua de la bañera.

Su reacción personal ante aquellos resultados consistió en una creciente desesperación. Era un hombre ambicioso, orgulloso de sus logros artísticos. Quedarse atascado sería venenoso, a la larga, para su estabilidad mental. Había observado cómo dos estilos musicales íntimamente emparentados con el suyo (el jazz y el rock and roll) alcanzaban la respetabilidad y conquistaban a un amplio público de las dos razas.

Igualmente dolorosa resultaba la actitud insensible de muchos negros que desdeñaban la música de blues en base a su íntima asociación con la pobreza negra. Según opinión generalizada, los músicos de blues eran borrachos y vagabundos que llevaban una botella en un bolsillo y una pistola en el otro. Morían, por lo general, de manera violenta y lastimosa en tiroteos, apaleados o apuñalados, o bien a consecuencia de las complicaciones del alcohol y las drogas. También los músicos de jazz despreciaban el blues y, a finales de los cincuenta, el jazz se vio aceptado en los campus universitarios e integrado en las escuelas de música. Los músicos de jazz adquirieron un nuevo estatus de élite distinguida debido a la complejidad formal de su música, a los avances técnicos que habían conseguido aportar a su interpretación, y a los conocimiento teórico-musicales que eran condición indispensable para poder entrar en sus círculos.

Se supone que el que ocupa un escenario debe honrar al visitante presentándoselo al público. Los músicos de blues seguían estas normas entre ellos, pero rara vez les secundaban los jazzmen en tales formalidades. Tanto en el contenido de su chismorreo como en los gestos públicos mediante los cuales reconocían su mutuo prestigio, los músicos negros, conscientes de su estatus como subcultura, relegaban el blues al sótano. En muchas ocasiones el propio B.B. King tuvo que dejar pasar la oportunidad de escuchar a músicos por quienes sentía gran admiración, antes de exponerse a la embarazosa situación que le supondría que su presencia fuese ignorada o, peor aún, despreciada.

A los ojos de B.B. King, su carrera parecía estar desesperadamente atascada. Abandonó toda esperanza de alcanzar al público blanco norteamericano. Bajo su punto de vista, su música le resultaba desconocida por completo a la gran mayoría de los norteamericanos, era ignorada por sus compañeros musicales, tratada con indiferencia u hostilidad por grandes sectores de la Norteamérica negra y dada por sabida por sus seguidores. Le daba la impresión de haber llegado hasta el límite al que podían llevarle la suerte y el trabajo intenso y de que ya no podía ir sino hacia abajo.

En 1960, tal actitud se había endurecido tornándose desesperación. Durante los seis años siguientes continuó actuando con inflexible determinación, convencido de haber alcanzado ya el tope más alto de su vida y de que cualquier cambio habría de ser a peor. En la época en que se hallaba en la cumbre de su energía, entre los treinta y cinco y los cuarenta y cinco años, B.B. King se encontraba atascado y desalentado. Pese a los importantes cambios que tuvieron lugar en su carrera a comienzos de los años sesenta (cambio de agente y de compañía discográfica), y aun cuando debieron haberle rescatado del circuito del mondongo ayudándole a trabar contacto con el público blanco, B.B. no logró abrirse camino hasta aquella abertura por la que habían pasado numerosos artistas negros muy inferiores a él.


Segunda parte
Tercera parte

Fuente: Charles Sawyer: "B.B. King" (Ediciones Júcar 1985)


Para finalizar esta entrada me gustaría que escucharais una canción grabada por King en 1964, en una sesión que debió hacer para su anterior discográfica por obligaciones contractuales. Es un tema con aires country realmente precioso, "Blues Stay Away From Me".

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